Tiempo de lectura: < 1 minuto
¿Que por qué Hexacorde? Sí, por un lado porque somos seis. Vale. Pero es que nos gustó la palabreja. Esa equis ahí en medio nos deja un regusto especial en la garganta, un raspón que casa muy bien con la música que hacemos: algo áspera, contundente, sin demasiadas concesiones edulcoradas. Podría pensarse que nos bautizamos con este nombre para no caer en la extraña melancolía que provocan palabras como vielda, bigornia, barda, celemín o cientos de otras ya moribundas que describían un mundo que casi ha dejado de existir. Puede que no quisiéramos parecernos a esas urbanizaciones con nombres como La Fresneda o Soto del Marqués, y que están cruzadas por vías que se llaman calle del Orégano, avenida del Encinar o camino de la Fragua, en donde la fresneda, el soto, el orégano, el encinar y la fragua yacen bajo el asfalto, los chalés y unas impecables aceras.
Y, sin embargo, la música de Hexacorde evoca todas aquellas cosas. Evoca el exótico vals bailado en el frontón del pueblo, la inveterada jota a la entrada de la iglesita, el esperado pasodoble frente a la taberna a la hora del vermú o el solemne corrido detrás del santo de turno. Ese es nuestro objetivo: evocar todos esos ritmos, traerlos a la memoria de los más mayores y a la imaginación de los jóvenes, que quizás no sepan que esos bailes existieron y menos aún que siguen vivos.
Deja una respuesta