El término druida y su significado aún están muy presentes. Cuando hablamos de druidas nos referimos a iconos de la cultura celta. En los albores de las civilizaciones humanas, se les consideraba pilares en la estructura social y política de la Galia. Sus saberes y acciones moldearon el misticismo de estas culturas.
Druida significado
En épocas anteriores al siglo IV a.C el término druida ya era bien conocido en los pueblos de las costas mediterráneas. El término druida significa “aquellos que mejor perciben lo que vendrá”.
Significado por el que se les considera adivinadores. Una imagen esotérica que ha perdurado hasta nuestros días. Sin embargo, un druida contaba con unos conocimientos que lo elevaban por encima de un adivino.
¿Qué es un druida?
En esencia los druidas eran teólogos y filósofos. Estas dos ciencias les otorgaron el prestigio que lograron gestar en toda la Galia. Combinando filosofía y magia druidica, contribuían al gobierno de sus respectivas aldeas.
Debido a sus poderes y conocimiento, se les consideraba el puente entre los hombres y los dioses. Por lo que su palabra era escuchada y respetada por todas las comunidades galas. Sin embargo, sus conocimientos, transmitidos oralmente, no se limitaban a estas dos ciencias.
Su entendimiento de la astronomía, las matemáticas y la naturaleza, le hacían poseedores de una visión diferente del mundo. Todo ello junto a su habilidad curativa, los rodeaban de un halo de misterio y adoración. Los druidas eran sabios que intervenían tanto en la política como en la religión.
Mujer celta druida
En la cultura y mitología celta, era posible encontrar la figura del druida celta mujer. Los celtas consideraban la muerte como el núcleo de una vida más larga. No estaban agobiados por el pecado o la recompensa del más allá, sino por la cotidianidad de la vida.
Las mujeres como elemento esencial para la procreación tenían un papel importante es esa cotidianidad. Por ello, los druidas celtas mujeres participaban en los rituales con el mismo protagonismo que los hombres.
Las mujeres hechiceras druidas usaban plantas mágicas para rituales de brujería, como el muérdago y el estramonio. La figura del druida celta mujer era posible, destacando sobre todo en las artes medicinales y trasmitiendo las enseñanzas. Sin renunciar al protagonismo en rituales religiosos. Su opinión era valorada, de ahí que fueran hábiles consejeras.
Mujeres druidas actuales
El mayor exponente de mujer celta druida actual lo tenemos en Gracia Chacón. En el año 2010 fue nombrada Archidruida como reconocimiento por la labor realizada en el campo del druidismo. En la actualidad ostenta este cargo en la Orden Druida Mogor.
La magia druida
La magia druida es una muestra práctica de la importancia que tenía la figura del druida en la cultura celta. Sus hechizos se aplicaban a los ámbitos más íntimos o los más colectivos. Sus conjuros buscaban atraer la buena fortuna, espantar los malos espíritus u honrar a los dioses.
Los rituales celtas y conjuros de amor siempre se llevaban a cabo en el interior de los bosques, lugares sagrados dentro de la cultura celta. Aunque poco habitual, los sacrificios humanos eran parte de los rituales y se practicaban de diversas formas. Con el significado que tenía la muerte, ser sacrificado por los dioses era un honor.
Sin embargo, los rituales mágicos de los druidas fueron evolucionando al uso de objetos rituales y animales. Para los druidas la magia se dividía en 5 elementos: Agua, Aire, Espíritu, Fuego y Tierra. Considerando su unión la creación del mundo conocido. Mientras que su separación provocaría el fin del mundo.
Otros rituales de la magia druidica pueden ayudarte a resolver problemas cotidianos. Los amarres de amor, ayuda o para aumentar tu fuerza mental, es otro legado de la magia druida.
Hola
Cuando lo eterno es lo único que existe, la vida brinda un sabor único con una sola bala en el cargador. Si la cosa se trunca o sale mal, ahí está la muerte.
¿Quién es capáz de vivir en una eterna tiranía?
La vida es movimiento, y para observar lo estático hay que parar. Una palabra es un objeto estático que asume una condición absoluta como eterna al ser parte de la memoria.
El Uno, desde mi experiencia, hace referencia a la disolución de lo que se cree que es para reconocer las cosas tal cual son. Esa disolución rompe la condición del observador desde su etiqueta. El ejercicio de atención es en realidad sobre el dominio del lenguaje para desintegrar la relación de amo/esclavo. Cuando el ser es llevado por su lenguaje, es sometido por su propia herramienta, sus pensamientos y deseos, siendo esclavo de sus creencias porque tiende a ser encarcelado en sus etiquetas y protocolos de acción, consecuentemente, es gobernado por un sistema de control externo de etiquetas, es decir, con la necesidad imprescindible de un intermediario.
Por ésta razón se producen interferencias que molestan y torturan al ser, con un desperdicio de energía y tiempo. Las etiquetas son sensibles a las palabras y se protegen al existir el miedo a la muerte. Ese es el signo y señal de que se posee una vulnerabilidad, distorsión o interferencia.
Por ésta condición se genera relatividad, desde donde no se diferencia bien entre la ficción y la realidad, entre la verdad y la mentira, o entre el bien y el mal, siendo una ficción legal y técnica la que engloba a todas las creencias en una red global.
Básicamente, toda patología está ligada y es consecuencia de una forma de esclavitud. En este sentido, los gobernados siguen el mito del martirio en el infierno para llegar a un paraíso fuera de éste mundo. En el mito existen agentes lógicos que dan escarmiento con tributos y sacrificios por los pecados del hombre. La muerte entonces, se convierte en salvación por lo que se activa el proceso y se da permiso a los agentes, autorizados y protegidos por la ley, según les sea conveniente. Es decir, según la creencia, la verdad esta fuera del ser, por lo tanto, está fuera de este mundo. Al ser susceptible a las ilusiones de las ficciones se dejan llevar por ellas quedándose en una cueva. Por este hecho, las soluciones pasan por el filtro del relato para ser acomodadas a la etiqueta de ser, dentro de la cueva.
Este es un estigma que carga la humanidad, de los pueblos vulnerados y sometidos mediante su lenguaje por la fuerza bruta, y se reproduce en cada núcleo familiar en mayor o en menor medida.
El amo desplaza al yo hacia la periferia generando la sensación de dualidad manifestado en/con el cuerpo y el ambiente. En ese centro instalaron un Ente llamado Dios que es el ancla de gobernanza. El ente muta con diferentes variantes ideológicas de autoridad y omnipotencia entre blancos y negros. De esta manera el formato creativo queda condicionado para el ser, mientras se da rienda libre creativa para el ente que mantiene el orden. Es básicamente un virus ideológico.
La lógica de ocupar el centro creativo, como el espacio de Dios, deja al ser todavía a merced de las creencias de las etiquetas reducidas a lo que es un Dios y un hombre, y por esta razón, al no experimentar plenamente la vida como humano, y pretendiendo en deuda ser algo más como superior, juega en las dualidades con lo inferior, volviendo a vulnerarse y desplazarse hacia la periferia. La realidad pone las cosas en su sitio mientras el artificio las arrea mediante el comercio. Es una disonancia cognitiva que reduce el sentido común. El esclavo no sólo puede transformarse en inferior, víctima y en masoquista, sino que al intentar la liberación desde la represión de la condición se convierte lógicamente en lo contrario. Las relaciones humanas se infectan de esta manera constituyendo una tolerancia como puente paliativo hacia el respeto como estado natural, es decir, hacia una consecuencia espontánea que no necesita ser enunciada ni clarificada por evidente. Tolerar es sumisión anulando un aspecto de fuerza y defensa del ser, cuestión que incide físicamente. Ningún aspecto del ser es negativo, inclusive el ánimo de destrucción, ya que posee una función clara pero con el foco invertido por la dualidad. Las personas poseídas por sus etiquetas terminan por destruir a otras etiquetas desde la confusión de lo invertido, y al no distinguir la ficción de la realidad, extinguen al ser que la habita, incluido a sí mismos.
Aquí puede observarse el programa de dar la otra mejilla como absoluto estático, ignorar, porque se desatiende y se confunde la señal de distorsión con una orden.
El movimiento lógico de la creencia del Uno, rompe toda frontera con los seres y cosas, amalgamando en una masa sin sentido. Pero el ser es con lo seres, cosas y su escenario, siempre, y el ser posee una esencia única con unas formas y características con las cuales es identificado. La uniformidad y homogeneidad desde las creencias siempre cumplen con un propósito de gobernanza. Aquí habla el mito de Sísifo.
Por este hecho existen percepciones de libertad diferenciadas, y mas arraigo cuando la etiqueta cumple con su deber dentro del sistema artificial, confundido con el natural.
Pensar con palabras es ordenar, sincronizar y proyectar en un plano de dos dimensiones, vertical u horizontal. Lo que obliga a obedecer una linealidad de tiempo y espacio. En un plano juegan las lógicas booleanas que reducen todas las variantes posibles para que pasen por una puerta prestablecida y condicionada. Desde los sueños lúcidos, premonitorios o experiencias fuera del cuerpo se puede verificar la elevación y salida de ese plano en donde se vislumbran las trayectorias lógicas del formato y los símbolos de lo ignorado. Este espacio recreativo es una copia fiel y moldeable del mundo real, y clarifica que siempre estamos en casa sobre una base universal que dice Si a todo, inclusive a las cosas más aberrantes. Por esta razón el ser humano programado se hace muy predecible y útil para una gobernanza de masas. En este sentido, con la escritura o rescritura en una piedra, papel o bits, pueden direccionar de manera teledirigida la atención y voluntad de millones de personas, evidenciando el gobierno de los cuerpos físicos como objetos y productos. Sin embargo, la naturaleza no puede ser gobernada artificialmente, la vida se abre paso de igual manera y la vanguardia creativa siempre supera al gobierno sobre el formato creativo o mental, y es uno entre millones el que manifiesta lo nuevo que millones disfrutan después. Es decir, lo vivo nunca puede ser gobernado desde lo muerto, la ficción. El gobierno desde una etiqueta, sistema, terapia o relato, es un gran barco que permite cierto margen de efectividad, libertad condicional y de sentido de vida, pero su dirección tiene un puerto muy bien definido y utilizado por tecnócratas.
El arte es fundamental porque no necesita del filtro de las palabras, ya que utiliza la información vital del ser y su esencia como materia prima, y a los lenguajes como herramientas. No existen malas palabras, solo la creencia añadida, pero lo peor son las creencias en palabras que no existen en la realidad.
Las creencias deben estar al servicio del ser para propiciar el desarrollo y manifestación del ser creativo. La creencia es provisoria, debe ser modificada, cambiada o descartada considerando que la vida es movimiento. Las ficciones son los objetos estáticos y definidos como absolutos, evocados y movilizados únicamente por el creyente.
No solo cada día es diferente y trae una oportunidad o nueva vida, sino que cada instante lo es.