Sobre un cerro que domina el marquesado del Cenete, en Granada, se sitúa el castillo de La Calahorra. Construido sobre un antiguo castillo árabe, es uno de los pioneros en la introducción de la estética renacentista en las edificaciones militares españolas. Y es que la fortificación cristiana se levanta en este lugar entre 1509 y 1512, tiempo antes de que este estilo se popularizara en la Península.
A lo largo del siglo XVI fue parte importante en acontecimientos como la rebelión de las Alpujarras o la guerra de los moriscos. Poco más tarde, sin embargo, fue abandonado, y no sería restaurado hasta el siglo XX.
El edificio resulta imponente, con su planta cuadrada, muralla de mampostería rojiza y torreones circulares cubiertos de cúpula en las esquinas. Una vez dentro, las dependencias se distribuyen en dos pisos alrededor de un patio de veinte metros de lado. El interior de la fortaleza se encuentra ricamente decorado, hasta el punto del horror vacui. En sus múltiples salones, como el de la Justicia, el de los Marqueses o el de Occidente, podemos encontrar columnas decoradas, guirnaldas y ornamentos de toda clase, engalanado unas estancias claramente influidas por la arquitectura clásica. Un auténtico deleite para la vista.
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